Feliz dia!


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Primero y principal quería desearles a todos un feliz día del libro. Como ya han notado, o eso creo, he concluido el segundo libro y sí habrá una tercera entrega pero aún no estoy segura de cuándo comenzaré a publicar capítulos de esta. Por otra parte, estoy abierta a responder cualquier tipo de pregunta respecto a la historia o cualquier otra cosa siempre y cuando la respuesta no contenga spoilers.
Pero no todo son noticias de ese estilo. En honor al día del libro deseaba mostrarles algo de lo que ando escribiendo en este momento. No es una continuación de la historia de Katherin ni nada que se relacione de momento. Les dejo aquí una pequeña sinopsis de momento, espero que les guste :)

"-Cuéntame una historia. -Pidió ella sin fuerza alguna en su voz.

-No soy bueno para contar historias. -Dijo él.

-Inténtalo. Por favor. -Dijo Lizz."

Detenida, enjuiciada y condenada a muerte. Eso es todo lo que le ha sucedido a Lizz Dunne con menos de 12 horas estando en la ciudad que nunca duerme. A eso simplemente debe agregarle sus problemas de familia, las incesantes acusaciones de la Sociedad, un hermano sobreprotector, un estado de salud frágil y el hecho que no conoce a nadie en New York y menos conoce la ciudad. ¿Y qué es exactamente un monarquista? Al parecer ella tendrá que enfrentarse a un tipo de criatura completamente desconocida si desea conocer la verdad detrás del homicidio que se la culpa. Pero puede que esta vez el peligro esté más cerca de lo que imagina y ni su arco ni sus flechas sean útiles para enfrentarlo antes que sea demasiado tarde...

Epilogo de Diana:


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Mire mis temblorosas manos delante de mi y sentí como las lagrimas continuaban cayendo por mis mejillas. Mi cuerpo totalmente herido y ensangrentado seguía temblando por la angustia y el grito de dolor y desesperación que estaba reprimiendo. Una asesina, eso era yo. No importaba lo que Gabriel me hubiera dicho, no importaba que él hubiera intentado ayudarme. ¿Con que rostro lo miraría ahora? ¡Yo era una asesina! ¡Había ayudado a matar a mi propia hermana! Quise gritar pero me obligue a contenerme mientras me esforzaba por que mi don siguiera teniendo efecto. Aun así, aquel segundo de debilidad basto. La terrible jaqueca me invadió en cuanto Nicholas fue consciente de la ilusión y logro burlarla fácilmente.

_ ¡Tápale los oídos! –le oí gritar

Aun así, supe que ya era demasiado tarde. Escuche cuando el cuerpo de mi hermanita cayo sin vida al suelo y el disturbio que al instante se armo. Mi madre había sido muy clara cuando había dicho que si el equilibrio dentro de mi o de mi hermana se rompía, aquello podia costarnos la vida. Christ se había mostrado mas que complacido cuando meses atrás le había revelado aquel dato.

Mi cuerpo continuo temblando, las manos que había delante de mi eran las de una asesina y ya no sabia como haría para seguir con mi vida sabiendo lo que había hecho. Levante la vista, desesperada y temerosa, apenas escuche al brujo salir y él me miro desde arriba con desprecio. Él se limpiaba tranquilamente con un pañuelo el cuello totalmente ensangrentado, con un profundo corte en medio de la garganta. Me puse en pie temblando, aun sosteniéndole la mirada a Christ y él tomo violentamente mi mano y me sonrió.

_ Gracias por la ayuda Caín –dijo y luego me miro con odio- Aquí tienes tu alma de regreso, tu trato conmigo se rompe. Si te atreves a cruzarte en mi camino o intervenir en mis planes, te matare sin más.

Él se deshizo de mi mano con tanta brusquedad y violencia como la había tomado y me atreví a darme vuelta. Vacile, parada frente a la puerta trasera de la casa. ¿Y ahora que haría? Si, tenía mi alma de regreso y había quedado libre de cualquier trato o juramento de lealtad que le hubiera hecho a Christ. ¿Pero a cambio de que? ¿De ayudarlo a matar a mi hermana? Ella era la única que se había preocupado por mi, que me había ayudado y me había recibido con los brazos abiertos. Era la única que creía que aun quedaba algo de bien en mi interior, que me había cubierto con mis padres. Pero todo aquello había acabado cuando yo había colaborado a que le rompieran el corazón. No me sorprendía la actitud que ella había tenido cuando la había ido a buscar hacia unos días para pedirle ayuda, yo sabia que lo tenia merecido a pesar de cuanto me dolió su rechazo. ¿Qué hubiera sucedido si esa mañana le hubiera dicho que me había equivocado, que me arrepentía de lo que había hecho y ya no deseaba servirle a Christ?

Aun así, ahora ya no había modo de cambiar lo que había hecho. Christ había sido muy claro con su propuesta, mi libertad a cambio de que lo ayudara y lo ocultara bajo una ilusión de los demás. Ahora me odiaba a mi misma y aun más a él. ¿Cómo se había atrevido a jugar conmigo de ese modo? Nuevamente contuve un grito de dolor y me limpie furiosamente con una mano las lágrimas. Mire al frente sabiendo lo que era correcto y prometiéndome que de ahora en más haría lo que estaba bien en vez de lo conveniente. Me concentre por unos segundos en retomar la ilusión anterior, me imagine totalmente invisible a los ojos de cualquier ángel y a los ojos de Nicholas. Respire hondamente, decidida, y di un paso.

Entre a la casa sabiendo el peligro que aquello acarreaba. Seguía llorando sin poder evitarlo luego de lo que había hecho. Mire a Gabriel y supe que ya nada seria igual cuando él supiera la verdad. La desesperación por lo que había sucedido estaba grabada en el rostro de todos, hasta había dolor en el rostro de Raphael. Me acerque siéndoles completamente invisible hasta el centro de la sala y sentí mi corazón detenerse al ver el cuerpo de mi hermana. Alexander estaba agachado a un lado y la sostenía, temblando ligeramente y con la cabeza baja de modo que el cabello le ocultaba el rostro. Nicholas estaba agachado frente a él y al otro lado de Katherin, sosteniéndose una mano contra la herida que tenia en el abdomen mientras miraba totalmente dolido y furioso a mi hermana.

Me agache también a un lado suyo y puse mi mano sobre la mano de Katherin, odiándome por lo que había hecho. Nicholas levanto la vista y gemí cuando sentí mi ilusión romperse. Los dos con sus rostros totalmente destrozados por el dolor me miraron furiosos y en menos de un segundo cada uno tenía un cuchillo sobre mi garganta. Sabia que me lo tenia merecido y no esperaba otra cosa. Alexander me miro con odio y apretó los dientes mientras sus ojos brillaban a causa de las lágrimas. Con una mano sostenía el cuchillo contra mi garganta al igual que Nicholas, con otra sostenía a Katherin. Al menos hubiera deseado obtener un beso de Gabriel antes de mi fin.

_ Di tus ultimas palabras –dijo Nicholas

Capitulo 39: ¿Final feliz, eso es posible?


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Suspire, aun abrazada a él, negándome a soltarlo temiendo que se esfumara como si de un espejismo se tratase. Alex estaba sentado a mi lado con su vista aun fija en la pequeña caja entre sus manos. Me apoye contra su hombro y sonreí alegremente al sentir el calor de su cuerpo. Vi el plato de la comida que le había traído el día anterior aun en el suelo a un lado de la puerta y apenas si logre evitar reír. Su cuarto era un completo desorden pero no me importaba en lo más mínimo, era feliz con solo simplemente estar a su lado y saber que no me odiaba.

_ Creía que me la habían robado –dijo él finalmente- Cuando estuvimos en la casa anterior la busque con desesperación en mi habitación y realmente temí por que alguien no debido la hubiera tomado. Debí imaginar que había sido Gabriel.

_ No veo el problema en si la hubiera tomado otra persona –dije

_ No me habría gustado que cayera en manos de Christ –dijo él

_ ¿Aun te sigues sintiendo mal por lo que sucedió con él? –pregunte y Alex suspiro

_ Era mi hermano, me duele ver en lo que se ha convertido pero luego de mucho pensarlo decidí dejarme creer simplemente que él murió aquella tarde que se alejo de mi y punto final –dijo Alex- Aun así, no puedo evitar sentir el dolor. Él me quiere matar y lo peor es que creo que yo también deseo matarlo. Definitivamente terminare en la caina luego de todo esto pero cuando pienso en él y todo lo que te hizo no puedo evitar imaginar su muerte. El maldito lo planeo todo desde un principio. Causo que yo me peleara contigo gracias a su puesta en escena y no he dejado de herirte desde entonces. Ni siquiera deberías haberme perdonado por todo lo que te hice.

_ ¿Entonces la misma rutina que siempre? Te mando al demonio, ambos nos peleamos y luego tu terminas pidiéndome perdón cuando en realidad debería ser yo quien te lo pida a ti –dije y sonreí tristemente- No debí haberte mandado al demonio, debí haberte dicho todo desde un principio. Es mas, no debería haber pretendido que podía olvidarte.

_ Te hubiera ido a buscar –susurro él- Te juro que estuve a punto de hacerlo una semana luego de que te fuiste. Estaba seguro de que habías huido a Solcius y no tendría problema alguno en ir hasta la ciudad vecina y encontrar el portal al mercado negro. Pero deseaba confirmar mis creencias antes de hacer una locura así que intente buscar a los servidores de Solcius en aquella zona.

_ Angelina y Edgar ya no estaban por ahí –dije y él negó con la cabeza

_ Ellos no se mudaron, ellos fueron asesinados por Christ –dijo Alex y me quede totalmente helada- Cuando supe que los servidores de Solcius habían sido asesinados supe que aquel no era un lugar seguro para ti. Por eso no fui a buscarte, pero yo realmente quería hacerlo por que yo confiaba en ti y no entendía como era posible que hubieras mentido de aquel modo. Tuve que quedarme y por mas que el don de Christ no me afectase, su influencia como hermano si y lo que él quería era que yo realmente te odiara. Y yo te odiaba por el dolor que me causabas pero a la vez continuaba queriéndote. Christ me mantuvo a un lado de todo y alejado de los demás. Mientras no tuviera nada que hacer continuaría sufriendo por ti así que finalmente me decidí a empezar a investigar sobre la mano izquierda de Lucifer y lo que estaba planeando. Christ se ocupo de convencerme y que yo no dudara respecto a lo que él decía sobre ti pero aun así te seguía queriendo. Y luego Miguel cambio de un día para el otro y me di cuenta de lo que había sucedido. Los demás creyeron que su cambio era debido a que él se negaba a aceptar la muerte de su hermana pero yo sabia que no era así. Aproveche una vez que estaba completamente solo en la casa para utilizar su computadora y hackear su cuenta de correo electrónico. La niña no solamente estaba sana y salva sino que eras tu quien la había salvado y ella le enviaba fotografías a Miguel todo el tiempo y le contaba sobre su día.

_ A Lucy le encanta tomar fotografías –dije

_ Si, pero había fotografías tuyas y videos y verte feliz con otras personas y creer que te habías olvidado completamente de nosotros, de mi, me hacia sentir fatal –dijo Alex y reí

_ Al parecer finjo bien –dije- Todos estos meses no hice nada más que fingir estar bien y que no me dolía lo que había sucedido. ¿Quieres saber la verdad? Hubiera llorado por ti cada noche de no haber sido por que me prometí a mi misma no derramar ninguna lagrima. Pero aun así, mi corazón estuvo hecho añicos todo este tiempo por ti y no hacia nada más que dolerme.

_ No puedo creer que haya sido tan estúpido como para caer en la trampa de Christ –dijo Alex

_ Yo tampoco –susurre- Pero aun así supe que todo había sido obra suya. Debí haberme dado cuenta antes, debí haberme quedado y resuelto el asunto en vez de huir, pero en cuanto me dijiste que solo me habías querido por lastima mi dolor fue tan grande que solo pensé en alejarme cuanto fuera posible de ti.

_ Miento bien –dijo él y sonrió tristemente- Si te dije aquello fue por que realmente creía que tu solo habías jugado conmigo y no quería quedar como un tonto que había caído totalmente en tu trampa. De pequeño Christ siempre tomaba las decisiones por mí y me decía que creer o que hacer, supongo que en aquel caso fue lo mismo. Él me dijo que solamente te quería por lastima y yo no hice mas que repetirte sus exactas palabras. Hasta que luego empecé a desconfiar de él.

_ ¿Por qué? –pregunte

_ Supongo que desde un principio lo supe pero me negaba a creerlo –dijo Alex tranquilamente y se hundió de hombros- No lo sé muy bien. Él no era el mismo Christ que yo recordaba pero quizás todos esos años lo habían cambiado. Ademas, tampoco le prestaba mucha atención ni me importaba algo. Una tarde luego de clases lo vi golpear a tu hermana hasta dejarla sangrando y llorando en el suelo, fue entonces que supe que él ya no era el mismo Christ. El Christ de antes, el que yo quería y admiraba no era capaz de levantarle la mano a una mujer sin importar lo que esta le hubiera hecho. Mi desconfianza fue creciendo con el tiempo y supe que él era el encapuchado pero me negaba a aceptarlo. Hasta que finalmente un hecho lo confirmo y no tuve mas opción que aceptarlo. Una noche lo vi volver con un lindo rasguño en la mejilla y no fue difícil darme cuenta de que era el mismo rasguño que le había visto a Nicholas en un momento. Él supo que yo lo había descubierto y al día siguiente me dijo de ir a cazar un brujo solos. No fue difícil deducir que me querría callar para siempre y entonces le deje una carta a Gabriel en un lugar que solamente él pudiera encontrarla. Salí con Christ sabiendo que no podría negarme y cuando estuvimos solos y alejados él finalmente me ataco. La próxima vez que desperté, estaba en esa maldita celda.

_ Aun así resististe bastante tiempo sin que te descubriera –dije y él rió

_ ¿Crees que no sospechaba de antes que yo desconfiaba de él? –Pregunto Alex- Intento deshacerse de mí en varias ocasiones. Me enviaba solo a misiones casi suicidas de las que yo volvía con vida y su falsa felicidad para ocultar su frustración por mi regreso no hacia mas que confirmar mis creencias. Hasta intento deshacerse de mí de un modo extremadamente limpio pero tampoco resulto.

_ ¿Cómo? –Pregunte- Me cuesta creer un método utilizado por él para deshacerse de ti limpiamente.

_ Me envió a la noche de San Juan esperando que cayera victima de las hadas y una terminara por matarme –dijo Alex tranquilamente y se encogió de hombros- Es muy normal que algunos ángeles no vuelvan de aquella fiesta y terminen siendo asesinados en ella.

_ ¿Qué? –susurre atónita y él sonrió

_ Deberías haber visto tu cara cuando te pidieron que realizaras la prueba del fuego –dijo Alex- A la reina le encanta jugar con los sentimientos de los demás, no me sorprendió que no terminara siendo mas que una marioneta suya.

_ Un momento. ¿Entonces eras tú? –pregunte y él asintió- ¿Y tu sabias que era yo?

_ Reconocería tu voz en cualquier lugar –dijo él sonriendo

_ Creí que te habías olvidado de mi –dije tristemente y suspire- Creí que habías tomado la decisión de ya no sentir nada por mi.

_ ¿Realmente? –Dijo y rió tristemente- Tú mejor que nadie sabes lo terco que puedo llegar a ser como para no tomar el camino fácil. ¿Crees que Christ no intento aquello del primer instante? Cada día me repetía que debía hacer aquello y yo me negaba por que realmente no quería dejar de quererte y tampoco quería parecer débil y tomar el camino fácil.

_ No eres débil, eres la persona mas fuerte que conozco –dije y cerré los ojos- Eres el mejor ángel que conozco y la persona que amo. Por que ahora sé que yo no te quiero solamente, te amo demasiado. Si simplemente te querría no me hubiera dolido tanto todo este tiempo. Si simplemente te querría, no me hubiera metido de nuevo al Bella Vista para sacarte.

_ Gracias –susurro él abrazándome fuertemente y hundiendo su rostro en mi cabello- Yo también te amo.

Sonreí dulcemente y disfrute de su calido abrazo. En algún momento, las altas horas de la noche terminaron por inducirme el sueño y caí profundamente dormida. La próxima vez que me desperté sabia que era de día y el sol brillaba. Aun así, temía abrir los ojos, tenía miedo de hacerlo y darme cuenta que lo sucedido la noche anterior no había sido más que un simple sueño. ¿Y si realmente no había pasado? ¿Y si lo había imaginado todo? Temí ante aquella idea nuevamente, no deseaba volver a perderlo. Junte valor y me atreví a abrir los ojos. Hubiera gritado de felicidad de no ser por que me obligue a permanecer en silencio.

Alex dormía a mi lado, aun abrazándome. Sonreí y permanecí quieta por unos minutos, disfrutando de aquel momento. Con mucho cuidado deslice mi mano hasta ponerla sobre una de sus alas y acariciar sus plumas con mucho cuidado. ¿Hacia cuanto tiempo que no disfrutaba de algo así? Podía recordar a la perfección que había hecho exactamente lo mismo la mañana que había despertado a su lado y luego lo había llevado a Solcius. Suspire tristemente, lo había extrañado demasiado y había sufrido demasiado por él. Mire confundida sus plumas luego de unos segundos al percatarme de que no eran exactamente las mismas. A simple vista parecían igual de blancas que siempre pero luego de escudriñarlas me percate con asombro que eran ligeramente plateadas.

Me levante sobresaltada y sorprendida, totalmente atónita y sin saber que creer. Él enseguida frunció ligeramente el ceño cuando me zafe de su agarre. Su mano se crispo y no tarde tiempo en poner la mía sobre la suya. Suspire y mire para otro lado, tratando de pensar ahora que haría. No quería morir en unos días, definitivamente ya no lo deseaba. ¿Pero que se suponía que debía hacer? Yo había intercambiado mi vida por la de Alex pero ahora ya no deseaba morir y mucho menos si aquello lo hería a él. Pero tampoco deseaba que Christ lo matara.

_ ¿Por qué te preocupas? –pregunto Alex sentándose a mi lado, ni siquiera lo había oído despertarse

_ No sé que haré ni como solucionare todos los problemas que tengo –dije

_ Que tenemos, no estás sola en esto –dijo él tomando mi mano y suspiro- Lamento que el problema principal sea Christ. Supongo que no hay modo alguno de que él vuelva a ser lo que era.

_ Lo siento pero no –dije con la vista baja, sin atreverme a mirarlo- Christ cerró el trato con Lucifer por propia voluntad, no hay modo alguno de que deje de servirle.

_ ¿Acaso Nicholas no le dejo de servir a Lucifer? –pregunto Alex y suspire tristemente

_ Nicholas decidió vivir sin un alma antes que servirle a Lucifer –dije apenas pudiendo pronunciarlo

_ Lo lamento, no sabia –dijo él

_ No importa –dije- Aun así, sabes que un ángel no puede vivir sin un alma. Christ no tiene modo de zafar y en todo caso, no creo que quiera realmente dejar de servirle a Lucifer con todo el poder que le proporciona.

_ Entonces tan solo queda una solución si no es posible que él vuelva a ser el mismo de antes –dijo él

_ Alex... –dije vacilando y él suspiro tristemente

_ Habrá que matarlo, no hay otra alternativa –dijo él- No puedo permitir que se siga comportando de este modo ni que libere a Lucifer. Pero sobre todo, no puedo dejar que te siga atacando e hiriendo. Si te vuelve a hacer daño, juro que lo matare.

_ No puedes matarlo –dije y él sonrió tristemente

_ Le pediré ayuda a Nicholas, seguramente él no se negara –dijo Alex- Alguien como él tiene que ser eliminado por la mano de un ángel y la mano de un brujo a la vez. ¿No?

_ Alex, es tu hermano –dije- Además, si lo haces te condenaras a la caina.

_ Lo matare si no me deja otra alternativa –dijo él

Lo mire casi sorprendida al notar la determinación en sus palabras. Aun así, él parecía haber tomado ya la decisión y su rostro mostraba aquella seriedad que yo a veces llegaba a odiar. No quise ni imaginar en que podría terminar un enfrentamiento entre Alex y Christ, temía hacerlo. Christ definitivamente no dudaría en matarlo. ¿Pero Alex? Por más que ahora pareciera totalmente decidido yo era consciente de que seguía queriendo a su hermano y le dolía verlo así.

_ No dejare que lo hagas solo –dije y él me miro sorprendido- No puedes enfrentarte solo a Christ y lo sabes. Estaré a tu lado lo quieras o no, no me importa si me mandas al demonio.

_ Kat... –dijo él, sus ojos estaban cargados de alarma y preocupación

_ Escucha, no hay nada que Christ pueda hacerme que sea mas doloroso que matarte a ti. ¿Acaso no te das cuenta de que todo este tiempo él me utilizaba amenazándome con hacerte daño? Aquello era una tortura para mi por que él sabe que lo peor que podría pasarme seria que a ti te sucediera algo. Entiéndelo Alex, eres lo que mas me importa y Christ es consciente de aquello pero prefiero que me mate a mí antes de que te haga algo a ti –dije sonriendo y él me abrazo

_ Yo no dejare que te haga daño –susurro Alex y me abrazo más fuertemente- Una vez te dije que me mantendría en pie hasta el ultimo segundo con tal de defenderte, no romperé aquella promesa nunca y mucho menos por Christ. Tan solo te pido que confíes en mi, te salvare de cualquier cosa que él pueda hacerte sin importar si es posible o no.

_ Yo confío en ti, pero no confío en él –dije

Me senté sobre su regazo y sin más tome su rostro entre mis manos para besarlo ligeramente. Apenas si roce mis labios con los suyos pero cuando me aleje él tomo mi rostro entre sus manos y volvió a acercarme para devolverme el beso. Suspire tanto de alivio como de placer mientras él sonreía, aun demasiado cerca de mí y me volvía a besar. Entonces no había sido todo un sueño ni nada irreal, entonces él realmente me quería tanto como decía y demostraba. Mi corazón no tardo en latir desaforadamente a causa de sus besos, sus caricias, sus manos deslizándose por todo mi cuerpo. Alex se detuvo tan solo dos segundos para sonreírme y poner dos dedos sobre mi cuello.

_ Había extrañado lo rápido que llegaba a ser tu pulso cuando te besaba –dijo él- No tienes idea de cuanto te extrañe y sufrí por que estuvieras lejos de mi. Y aun mas por creer que habías jugado conmigo, que en realidad querías a otro o hasta que estabas de nuevo con Nicholas. Kat, eres lo más bello que tengo y lo que más me importa.

_ Ni bien terminas metido en los peores problemas por mi culpa –dije tristemente y él sonrió

_ Eres mi peor error –dijo Alex y rió- Pero también mi mejor acierto.

Él volvió a besarme y tuve que obligarme a detenerme para no seguir así durante horas. Sus caricias eran casi tan embriagadoras como sus besos y sabia que no podía resistirme y él podía romper cualquier voluntad mía. Aun así, me agarre de todas mis fuerzas para detenerme y ponerme en pie. Lo mire detenidamente por unos segundos mientras luchaba por contener la sonrisa estúpida por volver a estar junto a él que amenazaba con tomar mi rostro. Aun la simple imagen de verlo sentado frente a mi sin nada mas que unos jeans, su cabello totalmente despeinado y sus alas a la vista bastaba para que mi corazón latiera mas rápidamente que en cualquier batalla. Apenas si podía recordar el dolor que había sentido por creer que lo había perdido.

_ ¿Saldrás de aquí o tendré que esperar a que el hambre te gane? –pregunte y él sonrió

_ Tan solo si tú prometes no irte y si aquel fuera el caso, prometes que pueda seguirte –dijo él y le devolví la sonrisa

_ No me iré a ningún lado sin ti –dije- No otra vez.

Me incline para besarlo una última vez antes de darme vuelta y abandonar la habitación. Casi al instante unos murmullos se vieron totalmente callados y todo quedo en completo silencio. Sonreí ligeramente al ser consciente de que los demás no habían tenido nada mejor que hacer que espiarnos y no dudaba de la colaboración de Nicholas. Subí los escalones uno a uno, sintiendo como mis mejillas ardían pero ahora simplemente no podía dejar de sonreír. Aquel gesto que antes me resultaba tan imposible y tan vacío, ahora era simplemente inevitable en mi rostro. Me detuve cuando me cruce con Nicholas arriba de todo de la escalera y me congele en el lugar. Él suspiro, la vista clavada a un lado.

_ Es ridículo. ¿No crees? –Pregunto, su voz parecía vacía pero aun así podía sentir la tristeza detrás de ella- Yo podría ser la persona más consciente aun con vida de lo que sufriste todo este tiempo por el ángel y sin embargo lo has perdonado sin más.

Sus palabras llegaron a herirme y me sentí palidecer. Me sentí completamente culpable de haberlo herido y me dolía que él ni siquiera me mirase. ¿Para que servia que le hubiera dado parte de mi energía vital, que le hubiera ayudado a sobrevivir y hasta a recuperar algo de los sentimientos perdidos por la falta de alma si luego lo heriría de este modo? No había sido mi intención, en ningún momento había sido mi intención y él había sabido desde el primer instante el amor que yo sentía por Alex. Y aun así, me era casi imposible estar parada a su lado sabiendo el dolor que le había causado.

_ Lo lamento –susurre

_ ¿Lo lamentas? Es increíble que por cada día que pasa te pareces mas a ellos, a un estúpido ángel –dijo Nicholas y cerro las manos en puños- La Katherin que yo conocía no era así, no me hubiera dicho “lo lamento”, es mas, hasta hubiera justificado sus acciones totalmente segura de ella misma. Quizás Christ tenga razón, quizás tu parte angelical terminara por dominarte algún día y luego yo no seré mas que un maldito brujo para ti.

_ ¡Eso no es cierto! –dije al instante, casi con desesperación mientras me negaba a creer en sus palabras

_ Sabes que tengo razón, no puedes ocultar tus pensamientos de mí –dijo él y sonrió tristemente- No puedes encontrar el equilibrio. No quieres que la bruja domine por que amas al ángel más que nada y es por eso que la caballera esta ganando. ¿Dime gatita, que harás cuando sea la caballera quien te controle totalmente? ¿Dejaras de confiar en mí? ¿Me miraras del mismo modo en que ellos me miran? Ya casi no utilizas magia, ya casi nunca veo tus preciosos ojos felinos, ya comienza a costarme reconocer a la bruja que alguna vez me perteneció. Es una pena, realmente no quiero perderte ni tener que admitir que Christ tenia razón.

_ Pues te estas equivocando en lo que crees y Christ no es mas que un miserable que no tiene nada mejor que hacer que causar un conflicto tras otro –dije

_ Pues yo creo en lo que veo. Y lo único que veo junto a mí en este momento es a otro ángel que pronto comenzara a mirarme con desconfianza como cualquier otro –dijo él y lo mire furiosa

_ ¿Y que demonios pretendes que haga? –pregunte

_ ¡Que me demuestres que eres la que yo conocí! ¡Que encuentres el maldito equilibrio por que no soportaría tener que vivir con la idea de que eres una de ellos! –dijo Nicholas

_ ¡Entiéndelo Nicholas que aun no puedo encontrar el maldito equilibrio! –Dije- La bruja dentro de mí se estuvo alimentando todo este tiempo de mi dolor y esta más fuerte que nunca. No puedo arriesgarme a que ella me controle, no quiero caer en la oscuridad y que esta me domine. ¿Crees que no seria fácil, sino, encontrar el equilibrio entre la luz y la oscuridad que viven dentro de mí? La maldita bruja dentro de mi es cada día mas poderosa, no puedo darle el mínimo de poder por que entonces ella podría tomar el control. ¡Entiéndelo de una vez maldito ego maníaco que pretende que todo sea como él quiere!

Él rió y entonces me sonrió. Trate de controlarme, de no lanzarme sobre él y estrangularlo como quería pero mis pensamientos acompañados de mil maldiciones tan solo hicieron ensanchar su sonrisa. ¡Maldito brujo que se tomaba mi furia por broma! Él se acerco a mí y me aparto un mechón de la cara, aun sonriendo y riendo ligeramente ante cada nueva maldición que pasaba por mi cabeza.

_ Hacia demasiado tiempo que no escuchaba aquello y de tus labios –dijo Nicholas

_ A ver si entiendes. Soy mitad bruja y mitad ángel, mitad luz y mitad oscuridad –dije- No puedes pretender que sea solamente algo.

_ Pues yo me ocupare de que nunca olvides tu parte maldita –dijo él- Me mantendré vivo tanto tiempo como me necesites, es una promesa.

Él tomo mi mano y la sostuvo por un momento, aun mirándome fijamente a los ojos con su penetrante mirada. Por un segundo me sentí totalmente transparente, por un segundo sentí que él vio y conoció todos mis pensamientos pero aun así no dijo nada. Le sostuve la mirada hasta que finalmente él beso mi mano, siempre sin dejar de mirarme fijamente, y luego partió. Me quede parada allí mismo, escuchando como él bajaba los escalones y rezando internamente por que no hubiera visto los pensamientos respecto al trato que había hecho con Christ. Él había sido muy claro con sus condiciones, nadie mas debía saberlo y no debía decirle nada a nadie.

Suspire antes de encerrarme en mi habitación. Veinte minutos después estaba abajo nuevamente, en la sala de estar junto con los demás. Raphael me miro de soslayo al pasar junto a mí y lo vi asentir de un modo casi imperceptible. Hasta creí haberlo visto sonreírme ligeramente pero rápidamente deje esa idea de lado al saber lo imposible que sonaba. Daniel se detuvo un segundo a hablar con él y Miguel y mire con mas atención al ver la línea de preocupación sobre la frente de Daniel mientras hablaba. Aun así, rápidamente me distraje.

_ ¿Entonces el hambre termino por ganarte? –Pregunto Gabriel y Alex asintió mientras devoraba una manzana- ¿Me responderás al menos?

_ ¿Me dejaras comer al menos? –Pregunto él- Te recuerdo que no toco comida desde hace más de un mes.

_ Sabes, es extraño, ayer me di cuenta que faltaba un plato –dijo Gabriel y Alex al instante se quedo completamente duro- Claro, creí que había sido Daniel o mas posiblemente Miguel pero revise la habitación que ellos comparten y nada. ¿Tienes idea de donde puede estar ese plato?

_ Fíjate en la habitación de Raphael, o quizás en la tuya –dijo Alex con total naturalidad- O quizás el plato simplemente desapareció, estamos conviviendo con dos brujos, no me parecería extraño.

_ Tampoco me parecería extraño que lo tuvieras tú –dijo Gabriel

_ ¿Qué hacen? –pregunte interviniendo rápidamente y Alex me sonrió mas que complacido

_ Nada importante –dijo él- Simplemente escuchando a Holmes hablar sobre la desaparición de un plato.

_ No importa, ya confirmare mis teorías –dijo Gabriel y luego me miro- ¿Entonces que haces Kat? ¿Al final has decidido quedarte?

_ Hasta que se me ocurra una convincente excusa para partir y logre encontrar el modo de escaparme de ustedes –dije y sonreí- No será nada fácil aunque no lo creas.

_ Nada puede ser mas difícil que escapar del Bella Vista –dijo Alex seriamente y le dio otro mordisco a su manzana- No quiero ni recordar aquello ni volverlo a vivir.

_ No fue para tanto –dije y él me fulmino con la mirada

_ Te hirieron y casi más te matan –dijo él- Te golpearon una y otra vez frente a mi, escuche tus gritos y tus suplicas mientras estábamos encerrados y te vi tirada en el suelo, sangrando y sin poder moverte a causa del dolor. Vi como grababan nuevamente el miedo en tu rostro y supe que así habían sido los tres meses que estuviste encerrada anteriormente. Y yo no podia hacer nada. No es una experiencia que desee revivir ni en la que me guste pensar, preferiría haber sufrido yo cada golpe y maltrato. Y el hecho de que quien te haya hecho eso sea una persona que porta mi misma sangre empeora aun todo y me hace sentir peor.

_ Alex –dijo Gabriel intentando calmarlo pero él negó rápidamente con la cabeza aun mirándome

_ Christ te golpeo, te hirió, te dejo sangrando, te intento matar y frente a mi –dijo él- No permitiré que te vuelva a herir, ni que te vuelva a tocar contra tu voluntad.

No pude sostenerle más la mirada y la desvié a un lado sabiendo que esto ya era una batalla perdida. Suspire. ¿Para que intentarlo? Él realmente parecía decidido con lo que decía y sabía que era en vano intentar hacerlo cambiar de opinión. Pero aun así no era aquello lo que me preocupaba. Lo que me preocupaba era que Christ aceptaría con gusto cualquier enfrentamiento o cualquier posibilidad de matar a Alex y sabía que no la desperdiciaría. Casi mas me estremecí ante ese pensamiento, no seria capaz de verlo nuevamente al borde de la muerte.

_ No volverá a pasar aquello –dije, aun con la vista a un lado- No tendrás que hacer nada.

Los tres nos quedamos completamente en silencio en cuanto Nicholas entro en la sala, portando una lata de bebida en una mano. Gabriel me hecho una rápida mirada de advertencia cuando lo vimos cruzar toda la sala. Al instante le eche una furtiva mirada a Alex pero su rostro era serio e impasible cuando se fijo en Nicholas. El brujo se detuvo al percatarse y ambos se enfrentaron con la mirada fijamente. Quise intervenir enseguida pero apenas di un paso alguien me tomo por la muñeca y me detuvo. Me di vuelta y mire mas que preocupada por que me soltara a Raphael pero él simplemente se limito a negar con la cabeza mi intervención.

_ No entiendo por que tanta enemistad –susurro Miguel a mis espaldas

_ Fácil. Nicholas le quito algo muy valioso a Alex y viceversa –le respondió Daniel en un susurro- Alex perdió a Christ a causa de Nicholas pero a cambio él se quedo con Katherin que es la persona que a Nicholas más le importa. Ojo por ojo, o en este caso, persona por persona. Además, si te pones a pensarlo, Nicholas hizo que Christ se pasara al lado de los brujos y Alex hizo que Kat se pasara a nuestro lado. Y, más importante que todo aquello, ambos quieren a la misma chica por más que ella ya haya decidido.

_ Nunca hubo nada que decidir –susurre de un modo totalmente inaudible, aun observando y atenta ante cualquier enfrentamiento que pudiera surgir

_ Veo que al fin decidiste salir de tu escondite sabandija –dijo Nicholas

_ Y tú has decidido quedarte –dijo Alex y le sonrió con desprecio- Sabandija.

_ Plumífero cobarde –dijo Nicholas

_ Maldito arrogante –dijo Alex

_ Deberías estar agradecido, si no fuera por mí aun estarías encerrado en esa maldita celda –dijo el brujo

_ Si no fuera por ti aun tendría un hermano –dijo Alex y su sonrisa se volvió casi perversa- Aunque debo agradecerte, si no fuera por ti no hubiera conocido a Kat.

_ ¡Bastardo del cielo! –dijo Nicholas totalmente alterado

_ Hijo del demonio –dijo Alex tranquilamente

_ Ojala existiera un nombre para lo que eres –dijo él y Alex frunció el ceño

_ Desalmado –dijo

_ ¡Alto! –dije, zafándome del agarre de Raphael y parándome entre ellos dos

Al instante los dos se callaron pero continuaron enfrentándose con la mirada, furiosos y dispuestos a atacar el uno al otro. Los vi controlándose puesto que estaba yo en el medio pero aun así podia ver el odio grabado a fuego en los ojos de cada uno. Los mire tratando de no demostrar mi verdadera preocupación. Por primera vez desde que lo conocía Nicholas había perdido su fría calma en una discusión y estaba segura de que se hubiera abalanzado sobre Alex para golpearlo si yo no hubiera intervenido. Trague con dificultad al saber que aquello me había parecido imposible hasta haberlo visto. Nicholas podia conservar su fría calma hasta con Christ.

_ Alto, por favor –dije- Este no es el momento para pelearse.

_ Muévete del medio, deseo romperle la cara –dijo Nicholas

_ Inténtalo si puedes –dijo Alex- Te recuerdo que la ultima vez que nos enfrentamos fuiste tu el que perdió.

_ Y yo te recuerdo que te hubiera matado esa noche de no ser por que ella intervino –dijo Nicholas y Alex sonrió

_ Te herí y escape de ti teniendo tan solo nueve años –dijo él- Si ya, teniendo nueve años y sin entrenamiento alguno pude burlar a la mano derecha de Lucifer, ahora te venceré sin problema si es necesario.

_ Por favor no peleen –dije- No es necesario. ¿Acaso no se dan cuenta de que los dos tienen un interés en común? Ninguno quiere que liberen a Lucifer. En esta guerra, están del mismo bando lo quieran o no y tendrán que convivir sin matarse.

_ Entonces apenas termine esta guerra lo matare –dijo Nicholas

_ Perfecto, te espero luego del armisticio y la capitulación –dijo Alex

_ Pues tendrán que tener un armisticio entre los dos si pretenden que no actúe por cuenta propia –dije y en un segundo el pánico cruzo por el rostro de ambos- Si se pelean, actuare a espaldas de ambos y arreglare yo misma los asuntos con Christ. A ninguno de los dos le gusta la idea de que yo actúe sola así que tendrán que convivir sin matarse o empezare a hacer lo que se me plazca, a espalda de ambos y sin decir una palabra.

_ Esta bien –dijo Nicholas tranquilizándose y Alex me miro de soslayo

_ Actuara sola de todos modos, no importa lo que diga. Aun así, no hay nada que pueda hacer sin que yo no lo sepa –dijo él

_ ¿Crees que no tengo modo de saber lo que tiene en mente o no? –pregunto Nicholas nuevamente enfrentándolo con la mirada

_ Creo que ella ya conoce el método para burlarnos a ambos –dijo Alex

_ Te equivocas –dijo el brujo

_ Entonces dime, ya que eres tan hábil e inteligente. ¿Por qué crees que Christ no nos ataco hasta el momento? –dijo Alex, dejando totalmente perplejo a Nicholas- Conozco al enemigo mejor que nadie y te puedo asegurar que si fuera por él ya habría venido a matarnos.

_ Vale, ya basta de discusiones –dijo Miguel levantando ambas manos e interviniendo- Lo quieran o no nos persigue la mano izquierda de Lucifer y eso... no es genial. Yo sé que esto no es una broma, que tenemos un serio problema entre manos y el enemigo no es cualquiera.

Suspire y me aleje mientras Miguel siguió dando su discurso. Era extraño ver a una persona como él tomarse tan en serio el asunto. Pero no podia quedarme ahí, no sabiendo que Alex era consciente de que yo había hecho algo para retrasar lo inevitable. ¿Cómo demonios no lo había previsto? Suspire nuevamente y me apoye sobre la barra, viendo desde ahí como ellos continuaban reunidos a un lado de la sala hablando. Gabriel se acerco unos pasos a mí y me sonrió ligeramente al apoyarse en la barra también.

_ No dejes que te afecten –dijo él- Simplemente les preocupas a ambos, demasiado.

_ Pues no deberían preocuparse por mí, puedo cuidarme sola –dije

_ Nicholas, dominado por la oscuridad, te ha golpeado e intentado matar. Y Alex, sin poder hacer nada, fue testigo de cómo su hermano te golpeaba e intentaba matarte –dijo Gabriel- Tienes que entender como se sienten ambos al respecto. Ninguno de los dos quiere que aquello vuelva a suceder y ninguno de los dos quiere que algo te suceda. Y Miguel, aunque sea difícil de creer, no esta diciendo ridiculeces. Christ no es cualquiera y no importa que ninguno se atreva a decirlo o aceptarlo, él te quiere ver muerta a ti.

_ Podré con él –dije y apoye mi arma sobre la barra- Ya pude una vez.

_ Pero aquella vez no sabias quien era y ahora si y te preocupa la reacción de Alex si matas a su hermano –dijo Gabriel y miro la pistola sobre la mesa con una ligera sonrisa- El instrumento sagrado de los Chevalier, jamás creí que podría verlo alguna vez.

_ Mi mamá me lo entrego hace meses –dije

_ Lo supuse –dijo él y rozo con sus dedos el grabado en el arma- ¿Sabes que la rosa es el símbolo de la familia Chevalier? Es hermosa y delicada pero sus espinas cortan sin problema alguno. Christ la tomo de ahí y se apodero totalmente de ese símbolo que le pertenece a la mejor familia de ángeles que existió. Los Chevalier siempre representaron la justicia divina, son la familia más noble y honrada que existe. Christ tomo la rosa de ahí, se apropio de aquel símbolo de los caballeros. Él pretende crear un mundo según sus reglas y su justicia y cree que liberando a Lucifer lo lograra. Pero no entiende que no todo son reglas y deberes, que a veces es necesario desobedecer y hacer lo que es mejor.

_ Temo no poder matarlo –admití en un susurro tristemente- Temo arrepentirme al ultimo segundo si es que alguna vez tengo la oportunidad.

_ Katherin, el valor esta en superar los miedos, en tomar las decisiones correctas por mas dolorosas que sean y hacer lo mejor –dijo Gabriel tomando mi mano- ¿Crees que yo no me siento igual? La única solución posible a este problema es matar a Christ. ¿Crees que no me sentiré fatal si mato al hermano de mi mejor amigo?

_ Pero tu no tienes por que preocuparte, seré yo quien termine matando a Christ –dije

_ Lo matara quien tenga la oportunidad por que yo y un brujo tenemos casi tanta posibilidad de matarlo como tu sola –dijo él- Quizás no sea tan fácil, quizás se necesite mas sincronización y debamos matarlo al mismo tiempo pero te recuerdo que yo también tengo la posibilidad de matar a Christ aunque no sea tanta como la tuya. Y Alex es mi mejor amigo y Christ también ha herido a una persona muy importante para mí y no permitiría que lo vuelva a hacer. En este momento, tu posición no es muy diferente a la mía.

Él soltó mi mano y partió mientras sus palabras seguían retumbando en mi cabeza. ¿A quien se había querido referir? ¿Quién era tan importante para Gabriel como para que pareciera tan decidido en sus palabras? Quizás Christ había herido a un familiar suyo, quizás Christ había herido a algún hermano de Gabriel. Negué esa idea con la cabeza. Algo me decía que no era así y la seria mirada de Gabriel cuando lo había pronunciado me decía que aquella victima de Christ debía de ser muy importante para él.

Suspire y baje la vista mientras todo lo demás me parecía totalmente ajeno. Levante una mano y tome el arma delante de mí. La hice girar entre mis manos y la mire tristemente, sabiendo lo que debía hacer con ella. Acaricie su frío metal, la mire con una triste admiración y luego finalmente la volví a guardar en mi chaqueta. No importaba lo que dijera Gabriel, sabia que seria yo quien terminaría matando a Christ si tenía la oportunidad y él no me mataba primero. ¿Pero como demonios haría para matarlo? No me atrevía y tenía miedo de arrepentirme al ser consciente de lo que su muerte causaría.

_ No deberías pensar en eso ahora –dijo Alex apoyándose a mi lado y suspire

_ No tienes modo de saber en lo que estoy pensando –dije

_ No, pero es fácil suponerlo por tu mirada –dijo él y tomo delicadamente mi rostro con una mano para que lo mirara- Si el problema soy yo, no tienes por que preocuparte. Tienes mi permiso para matar a Christ.

_ Pero te dolerá –dije casi con un tono de desesperación en mi voz

_ Me dolería mas que algo te sucediera a ti –dijo Alex y me acaricio la mejilla mientras me miraba fijamente- Entiéndelo, mi hermano para mi murió hace años aquella tarde que me pelee con él. El Christ de ahora no es él que yo conocía y ya no representa nada para mí. Pero tu en este momento lo eres todo para mi y no se que haría si algo te sucediera.

Él me abrazo fuertemente y cerré los ojos, dejándome creer por unos segundos que todo estaba bien. ¿Pero como creer algo así? Trate de ser fuerte, de que la desesperación no me invadiera por que yo realmente no quería herirlo matando a Christ. Por que sabia, que a pesar de lo que él me dijera, le dolería si yo mataba a su hermano. Permanecí así durante minutos, tratando de convencerme de que todo estaba bien y nada malo ocurriría. Pero aquel era difícil, casi imposible.

_ ¿Por qué temes? –susurro Alex en mi oído, acariciando mi cabello

_ Temo por lo que Christ pueda hacer y pueda suceder –dije- Pero sobre todo, temo por lo que pueda pasarte a ti.

_ Te dije que me mantendría en pie hasta el último segundo con tal de defenderte –dijo él

_ Es por eso que temo –dije y él me levanto el rostro para que lo mirase

_ No tienes por que temer –dijo Alex

Él me acaricio el rostro una última vez y luego me beso. Me puse de puntillas, pasando mis brazos alrededor de su cuello y devolviéndole el beso, deseando que nunca me soltara. Sentí sus manos deslizarse por todo mi cuerpo, acariciarme la espalda con fervor y luego detenerse en mi cintura para atraerme mas a él. ¿Por qué todo tenia que ser tan complicado? ¿Por qué no podia ser simple y sencillo? Pero sin importar las condiciones, sus besos siempre seguían siendo igual de irresistibles para mí y me hacían olvidar cualquier mal que me atormentase.

_ Además, sabes que no me puedo morir hasta que al fin encuentre el modo de deshacerme de ti –dijo él alejándose unos centímetros y sonriendo

_ ¿Aun sigues con eso? –dije incrédula y él asintió

_ Es mas complicado de lo que suena –dijo con toda dignidad

_ Vete al demonio Alexander –dije

Aun así, no pude evitar sonreír ligeramente y él me volvió a besar. Sus labios abandonaron los míos minutos después, a regañadientes al oír como Daniel solicitaba su presencia. Aun así, Alex no estuvo dispuesto a soltarme y me tomo de una mano mientras se reunía con los demás para tratar el importante tema de que harían respecto a la situación. No pude evitar mirar tristemente a Nicholas que permanecía a un lado, apoyado contra la pared y la vista clavada en el suelo. Él estaba totalmente sumido en sus propios pensamientos pero sabía que prestaba la suficiente atención como para saber que estaba sucediendo. Vi la lata que aun permanecía en su mano y lo vi tomar un largo sorbo antes de volver a bajarla.

¿Bebida energizante? –pregunte

Yo lo llamaría tofu –dijo Nicholas- No se compara en nada con lo que en realidad debería tomar para estar bien pero algo es algo.

No continué la conversación, no sabiendo lo que aquello incluía. Suspire y baje la vista. Al instante mi sangre se congelo y sentí mis manos crisparse cuando vi un pétalo rojo sobre el suelo. El martilleante sonido de un reloj comenzó a taladrarme los oídos y lo demás me pareció totalmente ajeno. Me deshice fácilmente del agarre de Alex pero ya nadie parecía fijarse en mí. Todo a mí alrededor me parecía totalmente ajeno, extraño, y lo ignoraba totalmente salvo por el sonido del interminable tic toc. Levante la vista y hubiera gritado de no ser por que el grito quedo atrapado en mi garganta cuando me cruce con la fría mirada de Christ. Él sonrió maliciosamente, con perversidad, y se llevo un dedo a los labios en señal de silencio mientras que con su otra mano sostenía un reloj que yo conocía de memoria. ¿Qué? ¿Acaso nadie además de mi lo veía?

_ Has hecho algo que no me ha gustado para nada gatita, se te ha adelantado el tiempo. O más bien diría que se te ha acabado –dijo él y negó con la cabeza apenas mis labios se movieron- No, no hables, es una orden. Veras, te dije que iría a buscarte no importaba donde estuvieras ni quien te defendiera. Ya sé que te dije más días y he aparecido antes pero me has hecho enfadar. ¿Me puedes explicar por que Alexander siempre se sale con la suya a pesar de lo que haya hecho? Eso no es nada justo. ¿Sabes? Te hubiera dado más días de no ser por que te reconciliaste con él y hasta lo besaste.

Negué con la cabeza mientras trataba de encontrar mi voz pero no lo lograba. Era en vano, su don había hecho efecto sobre mí y ahora permanecería en silencio. Trate de moverme pero el pánico por lo que significaba su visita me tenia totalmente congelada. Las agujas de su reloj seguían moviéndose con lentitud, atormentándome con su tic toc. ¿Acaso yo era la única que podia verlo? Christ parecía invisible a los ojos de todos salvo los míos y me mataría sin que nadie lo notase. La desesperación me invadió y el miedo cerró mi garganta. Sentí mis ojos humedecerse. No quería morir, no realmente y no ahora.

_ Es una pena tener que matarte, realmente aun tenia la esperanza de que aceptaras mi propuesta y estuvieras a mi lado –dijo él mientras continuaba sonriendo- Así que me puse a pensar en como lo haría. Me tomo bastante tiempo, toda la noche y mañana desde tu reconciliación con Alexander. Me pregunto como será su reacción o la de los demás cuando caigas muerta en medio de la sala. Seguramente será divertido. ¿Pero para que seguir alargando esto? Realmente deseo degustarme con la reacción de Alexander así que concluyámoslo rápidamente.

Lo mire con pavor, totalmente aterrada pero su sonrisa se volvió totalmente perversa y me helo la sangre. Christ permaneció tranquilamente apoyado contra un muro frente a mí, mirándome como a un ratón acorralado y sin salida por un gato. Sus felinos ojos color caramelo me miraron como la presa que era y creí que su sonrisa no podría ser más grande. Sus ojos se fijaron en los míos y al instante fui victima de su don.

_ Que el frágil equilibrio que hay dentro de ti se rompa. Que la barrera de cristal que separa a la bruja del ángel quede hecha añicos y ella sea libre. Que la luz y la oscuridad choquen en un combate inevitable –dijo Christ- Y que la bruja se enfrente con la caballera en un combate a muerte y...

Al instante alguien me tapo los oídos y no oí el resto. Pero aun así, vi los labios de Christ moverse al pronunciar las palabras y escuche el ruido cristalino que hizo la barrera al romperse dentro de mí. Las agujas del reloj se detuvieron en ese segundo exacto, mi tiempo se había acabado. Oí la risa de Kate al ser finalmente libre y luego, todo fue oscuridad.

Capítulo 38: Pelea final


.

_ No con tanta salsa –dije

Nicholas me miro perplejo mientras yo seguía sosteniendo el plato en donde estaba sirviendo las pastas que había cocinado. Trate de disimular lo mejor que pude mientras él seguía sirviéndome los fideos. Él no me había dicho que demonios había hecho en la tarde, tan solo recordaba que lo había visto totalmente furioso luego de haber “hablado” con Alex. Al parecer, yo no era la única que discutía con él y a la cual él sacaba de sus casillas.

_ ¿Qué? –dijo Nicholas e hice una mueca

_ No con tanta salsa de tomate –dije

_ ¿Y desde cuando no te gusta con tanta salsa de tomate? –pregunto él y me encogí de hombros

_ La angustia quita el hambre, ya sabes –dije tranquilamente- Cuanto menos mejor.

_ Es extraño, creí que te gustaba la salsa de tomate, jamás pediste que solamente fuera poca –dijo él y lo mire

_ Nicholas, no estoy de humor para discutir al respecto –dije

_ Esta bien, solo decía –dijo él terminando de servirme los fideos- ¿Comerás con los demás afuera o...?

_ Comeré en mi habitación, realmente no me siento muy bien –dije

_ Lastima, es una linda noche para comer afuera –dijo Nicholas

_ ¿Y tu que harás? –pregunte tratando de ocultar el real interés que tenia en su respuesta

_ Comeré con ellos, Miguel quiere que le continúe hablando sobre asuntos de brujos –dijo él tranquilamente- Jamás conocí un ángel tan entusiasmado por nosotros.

_ Es Miguel, es normal –dije y me forcé a sonreírle- ¿Así que te llevas bien con él?

_ Se podría decir –dijo Nicholas y sonrió maliciosamente- Lo suficientemente bien que puede llevarse un brujo con un ángel. Lastima que no cenes con nosotros.

_ Si, lastima... –susurre fingiendo que realmente me lamentaba

Tome mi plato y sonreí ligeramente al ver que casi no tenia salsa de tomate. Él continuó sirviendo los platos y luego simplemente partió con ellos. Espere unos cinco minutos para confirmar que no regresaría antes de darme vuelta y hacer lo que tenia que hacer. Tome un tenedor y una botella de agua antes de partir. Suspire al caminar por el pasillo, definitivamente estaba loca o era masoquista. Muy posiblemente ambos. Me detuve frente a su puerta y toque con una mano, nada. Volví a tocar y me apoye contra la pared, esperando.

_ Ya te he dicho que la marca no es nada más que una ilusión –dije

_ Vete –dijo él y me deje caer hasta sentarme en el suelo

_ Sabes una cosa, tienes razón –susurre tratando de que mi voz no demostrara mi dolor- Las personas como yo no hacen mas que agarrarse de los demás y arrastrarlos a la oscuridad que nos persigue. Realmente... me arrepiento de lo que dije, hable de más y eso no esta bien de mi parte. Pero, dejando de lado cualquier problema que tengas conmigo o con los brujos, tienes que comer algo. Ya te lo he dicho, la marca no es más que una ilusión para debilitarte y matarte y tus amigos te necesitan con vida.

_ Ellos pueden arreglárselas sin mi –dijo Alex

_ Quizás si puedan pero te quieren demasiado como para perderte –dije y suspire- Te he traído algo de comer pero cuanto mas tiempo dejes pasar, mas se enfriara.

Los segundos pasaron y llegue a pensar en que había hecho todo aquello en vano. Suspire vencida, mirando los fideos con algo de hambre pero lo cierto era que no le había mentido a Nicholas, la angustia me había quitado el apetito. Y además, yo realmente los prefería con más salsa. Pero él termino por abrir la puerta y extendió su mano. No era difícil deducir que estaba también sentado en el suelo, exactamente del otro lado del muro de donde estaba yo. Le entregue el plato y él lo tomo.

_ ¿Poca salsa? –pregunto él

_ Si –dije y luego lo solté

_ ¿Y puedo preguntar por que has hecho esto? –dijo él y suspire

_ ¿Quieres que te sea sincera? Tengo una deuda con Raphael y no me puedo ir hasta saldarla, y el único modo es consiguiendo que tu vuelvas a estar bien –dije con la vista clavada en el suelo, mientras escuchaba el ruido del tenedor golpear contra el plato- Pero... supongo que ellos no logran comprender la realidad. Yo aprendí a odiar a Diana con el tiempo, tanto que ahora no me causaría nada su muerte. Quizás lastima, pero creo que lo mas probable sea que no le de importancia alguna. En cambio, tú no has decidido nada de esto. Lo lamento mucho, yo sé que es gracias a personas como yo que esto sucede, personas que se agarran de los demás y los arrastras hacia la oscuridad que los persigue como yo he hecho. Y lo cierto es que no puedo evitar sentirme culpable.

Suspire, tratando de que el dolor en mi pecho no llegara hasta mi voz. Lo quisiera aceptar o no él había tenido razón en lo que me había dicho. Si yo no lo hubiera encontrado, si no me hubiera colgado de él y arrastrado con mis problemas, probablemente ahora él no estaría así. Si Christ lo encontró fue gracias a mí, a que yo arrastre a Alex con mis problemas y la oscuridad que me perseguía. Pasaron varios segundos en los que solo escuche el ruido del cubierto golpear contra la cerámica del plato antes de que me atreviera a hablar nuevamente.

_ La oscuridad dentro de mi es mas grande y mas poderosa –dije tristemente- Trato de controlarla y mantenerla bajo mi poder pero cada vez es mas difícil. Christ me dijo que me parezco a él y lo cierto es que temo. Tengo miedo de que la oscuridad se apodere de mí, tengo miedo de perder el control y tengo miedo de terminar como él. No sé cuanto tiempo mas me quede pero lo cierto es que tengo miedo de mi misma. ¿Tienes idea de lo que es aquello? Además, el deber maldito y bendito que cargo me esta sobrepasando gracias al enemigo que tengo. Y... lo cierto es que el tiempo se me esta acabando rápidamente. Realmente, lamento lo que te dije antes. Hable sin pensar y sé que te herí.

Suspire nuevamente y entonces me estremecí al escuchar los pasos y las voces. Me puse en pie totalmente aterrada al saber que seria descubierta mientras trataba de pensar alguna escapatoria. ¿Qué tan rápido podría correr? No, no funcionaria, me verían igual. El pánico me apodero, pero antes de que pudiera desesperarme totalmente ante el temor de ser descubierta algo me agarro de la muñeca y tiro de mí. Tarde segundos en reaccionar respecto a lo que había sucedido, de hecho, apenas si fui capaz cuando escuche los pasos y las voces de Raphael y Miguel desde el otro lado de la puerta. Enseguida levante la vista y mire más que perpleja a Alex. Él se alejo un paso y evito mirarme por más que yo no pude hacer lo mismo. El gran dolor y tristeza que veía reflejado en su rostro me dolía mas que nada. ¡Y yo era en parte causante de aquello! Su rostro estaba totalmente pálido, devastado por el dolor. Por un segundo sus labios temblaron como si fuera a decir algo pero finalmente decidió callar.

_ ¿Estas bien? –pregunte y tuvieron que pasar varios segundos antes que escuchara su respuesta

_ No –susurro casi inaudiblemente

_ Si esto te sirve de algo... Yo no sé lo que se siente lo que te esta sucediendo por que yo siempre odie a Diana, pero si sé lo que se siente al saber que una persona muy cercana y querida esta al servicio de la oscuridad y dominado por ella –dije y baje la vista sin poder continuar mirándolo por el dolor que me causaba- Realmente... lo lamento. Yo sé que no es lo mismo pero es lo más cercano que se me ocurre.

_ Perdí a la persona que yo mas quería y admiraba –dijo él aun con la vista baja- Una vez me dijiste que era mejor ver a una persona muerta antes que verla corrompida por Lucifer. Llegue a vacilar sobre aquello en un momento pero ahora sé que tenias razón. Mi hermano me odia, me quiere matar y lo peor es que creo que yo también.

Su voz temblaba ligeramente al hablar y luego simplemente no pudo continuar. Antes de que pudiera darme cuenta él me estaba abrazando, buscando algún consuelo al cual agarrarse o alguna fuerza a la cual aferrarse. Me quede quieta y totalmente atónita por unos segundos pero luego yo también lo abrace. Hubiera deseado mas que nada que aquel abrazo fuera real, no que yo solamente fuera la cosa mas cerca a la cual aferrarse para que el dolor no lo venciera. Y aun así, me dolía terriblemente verlo así a pesar de que a mi también me dolía estar cerca suyo. Yo era consciente de cuanto había sufrido por la supuesta muerte de su hermano, de cuanto lo quería y admiraba, de cuanto le dolía que él ya no estuviera a su lado. Pero nada de aquello debió de dolerle tanto como ver a su propio hermano al servicio de Lucifer.

Continuamos así en completo silencio, él temblando ligeramente ante su angustia y dolor. Me quede totalmente helada cuando sentí una lágrima rodar por su mejilla hasta caer sobre la piel de mi cuello. No, yo no debía estar allí si él realmente acababa de soltar una lágrima. Había códigos y reglas que respetar entre los ángeles por más que todo aquello fuera totalmente nuevo para mí. Pero en cuanto intente retroceder, él me siguió y en ningún momento me soltó mientras continuaba sufriendo en silencio.

Suspire y volví a pasar mis brazos a su alrededor, queriendo mas que nada encontrar algún modo de hacerlo olvidar aquel dolor. ¿Pero como hacerle olvidar a alguien su dolor si yo misma no podía olvidar el mío? Tan solo pensar en aquel terrible dolor que tenía en el corazón basto para llenar mis ojos de lágrimas. Sonreí tristemente antes de limpiarlas con una mano. Sin perder segundo alguno, pase la mano humedecida con mis lágrimas por su nuca y mi triste sonrisa se ensancho un poco al sentir que la marca realmente se borraba. Él dejaría de estar encerrado y saldría, tanto fuera por voluntad propia o por que el hambre le había ganado.

Los minutos en silencio se escurrieron hasta que finalmente él me soltó y se alejo un paso, evitando a toda costa mirarme. Suspire bajando la vista y asentí tan solo una vez al saber lo que aquello significaba. En el rotundo silencio tan solo se escucharon mis pasos antes de que partiera. Cerré la puerta detrás de mí, sonreí ligeramente no sin cierta malicia. Tendría que salir tarde o temprano, el hambre le ganaría. Por más que no era correcto jugar con él de aquel modo, el tiempo realmente se me estaba agotando y necesitaba saldar mi deuda con Raphael si deseaba partir. Uno a uno subí los escalones y arrastre los pies hasta mi habitación. Me senté en el marco de la ventana, mirando el cielo nocturno totalmente estrellado fuera. Y pensar que en un principio todo había empezado así. Una nueva ciudad, una nueva casa y una terrible oscuridad persiguiéndome... Ojala tuviera el mismo fin que la otra vez.

Doble mis piernas y apoye mi cabeza sobre mis rodillas. Los minutos de silencio pasaron mientras mi vista continuaba perdida en el oscuro exterior. Seria mucho pedir que las cosas fueran así, que estuviera a salvo tras un vidrio que me separara y protegiera de la inmensa oscuridad que me rodeaba. Pero... ese vidrio era cada vez mas frágil con cada día que pasaba y la oscuridad dentro de mí ganaba mas poder. Por un segundo, se vio reflejada en el vidrio de la ventana la imagen de Kate sonriéndome maliciosamente y no pude evitar estremecerme. Apoye mi frente sobre mis rodillas, cerré fuertemente los ojos y negué con la cabeza hasta que finalmente me quede dormida.

Me desperté súbitamente luego de una pesadilla. Pesadilla tras pesadilla, aquella había sido la rutina de mis últimos días. Y siempre era igual, siempre me despertaba al percatarme de que tan grande era la probabilidad de Kate para tomar el control y hacerme caer en la oscuridad. Me estremecí nuevamente, presa del miedo y la desesperación. En el exterior, el cielo seguía siendo totalmente oscuro y estaba nublado de modo que no podía determinar si seguíamos en plena noche o ya cerca del amanecer. Me puse en pie sintiendo las consecuencias de mi incomodo lugar para dormir y me estire. Me quede quieta al escuchar un ruido y automáticamente toque mi cintura para asegurarme de tener mi daga enfundada en su lugar. La tomé y sigilosamente salí de mi habitación, sin hacer el mínimo ruido. Di exactamente tres pasos antes de reaccionar instintivamente y poner la daga bajo el cuello de la figura que me cruce. Al instante sofoque un grito cuando también sentí el frío metal de un cuchillo sobre mi garganta y me cruce con un par de ojos verdes.

_ ¿Acaso quieres matarme de un paro cardiaco? –susurre

_ Mas bien diría que eres tú la que quiere matarme –dijo Alex y ambos bajamos las armas

_ ¿Qué haces aquí? –pregunte

_ Tenia que agradecerte por lo de las pastas –dijo él- A pesar de que no son mi platillo favorito, estaban bien.

_ Poca salsa de tomate –dije bajando la vista y no pude evitar sonrojarme- Odias el tomate, casi tanto como...

Me calle antes de que pudiera concluir la frase. Me hubiera dolido decir aquello, que lo odiaba casi tanto como a mí. Negué rápidamente con la cabeza aquella idea, no me gustaba pensarla por más que fuera cierta. Pase a su lado y me senté de lado en el sillón, apoyándome contra el brazo y doblando mis piernas. No podía ser posible que siempre que lo viera a él o estuviera cerca, terminara recayendo en el dolor. Y ahora era aun más ilógico, era yo misma quien me hería con mis pensamientos. ¿Acaso tan difícil era mantener mi mente en blanco, alejada de aquellos pensamientos? Pero por más que me hubiera gustado, no podía negar los hechos de mi vida.

_ No tienes nada que agradecer –dije finalmente- Yo estuve mal anteriormente al decirte aquellas cosas sobre Christ.

_ Lamentablemente no mentías con eso –dijo él mirándome y sonreí tristemente

_ Yo nunca mentí –dije- O al menos aquella nunca fue mi intención. Se me acuso de tres cosas el día que todo termino. De servir a Solcius pero tú ya estabas al tanto por más que no debías. También se me acuso de ser hija del asesino de Caroline Chevalier. Ahora sabes que no es así, que mi papá no la mató sino que se enamoro de ella y hasta se termino casando con ella. Pero yo no podía decírtelo, mi mamá me pidió que guardara el secreto de todos. Y la tercera cosa por la cual se me acuso fue de ser la guardiana del Sol. ¿Me crees si te digo que yo no sabía nada de todo aquello? Cuando te conocí, yo solo sabía que no era una bruja normal. Luego supe todo aquello, durante las fiestas de fin de año. Me prohibieron decírselos a ustedes por que eran servidores del Consejo pero yo en ningún momento quise mentirles o engañarlos. No soy una mala persona, o al menos trato de creer que aun no lo soy.

Palidecí al oír mis propias palabras y recordar mi anterior pesadilla. Los minutos de silencio pasaron, estos llegaban a ser realmente torturantes en presencia de Alex. Bostece, aun conservando algo del anterior sueño. Los demás seguramente debían de seguir durmiendo, no me sorprendía ni me importaba. ¿A quien le importaría aquello? Tenia cosas mucho mas importantes por las cuales preocuparme como que haría Christ y yo estaba aquí sentada, casi disfrutando del dolor que yo misma me causaba por estar en su compañía. Alex suspiro y entonces levante la vista para mirarlo pero ahora era él quien estaba parado, la vista fija en el suelo.

_ Estaba embarazada –dijo Alex sentándose del otro lado del sillón y entonces me miro- Mi madre estaba embarazada. Por eso luego ella y mi padre traicionaron a Solcius. El Consejo atrapo a mi madre días antes de mandar a los creadores de Solcius en aquella misión y la amenazo de hacerle perder el embarazo si ella no colaboraba con ellos. Mi madre temió, según ella fue la primera vez que realmente tuvo pavor y no tuvo más remedio que aceptar. Ellos dos en ningún momento quisieron traicionar realmente a Solcius, se vieron obligados por el Consejo para asegurar la existencia de Christ. Ahora que lo pienso, es ridículo. De poco les sirvió traicionar a sus amigos si después de todo él ahora es lo que es. Siempre te preguntaste por que ellos traicionaron a Solcius por más que nunca te atreviste a preguntármelo, ahora lo sabes. Era Solcius o Christ, y mis padres tuvieron que elegir por más dolor que esto les causo. Siempre se arrepintieron de aquello pero su lealtad fue y siempre será para Solcius por más que ellos ahora pretendan ser fieles servidores del Consejo y me hayan educado para que yo también lo pretenda.

_ Gracias por decirme –susurre

_ Una cosa mas, ¿Cuándo rezaste en la prisión lo hiciste enserio? –pregunto él y suspire

_ No recordaba nada de lo ultimo vivido, no cuenta cualquier cosa que haya hecho o dicho –dije

_ ¿Lo hiciste enserio o no? –pregunto él y suspire nuevamente

_ Supongo que si pero realmente dudo que tenga importancia. ¿Quién desearía cuidar de mí? Es ridículo. Además, no son más que tonterías inventadas para que los niños no tengan miedo –dije y él frunció el ceño

_ No blasfemes –dijo seriamente- Los ángeles de la guarda existen y, en tierra o no, siempre hay uno para cuidar de quien lo necesite.

_ Lo dices como si fueras un experto en el tema –dije y él clavo la vista a un lado, evitando mirarme

_ Yo soy uno –dijo él dejándome sin palabras y suspiro- En ningún momento decidí serlo pero no me arrepiento, solo sé que lo soy y tengo que cuidar de mi protegida. No blasfemes, los ángeles de guarda si existen, aquí tienes la prueba.

_ ¿Cuándo paso? –pregunte

_ Semanas luego de que te fuiste me di cuenta –dijo él- Nunca le di mucha importancia al tema pero comencé a investigar desde que me di cuenta que ya no era un ángel normal. Supongo que lo mas cómico de todo esto es que me enamore de la persona que tengo que proteger y cuidar.

Aquello dolió más que cualquier palabra de odio o desprecio. Aquella puñalada en el corazón dolió aun más que cualquier golpe que hubiera podido recibir de parte de Christ. Hasta estaba segura de que cualquier cosa seria menos doloroso que aquellas palabras. ¿Qué demonios había hecho para merecer tanto dolor? Era consciente de que había hecho muchas cosas mal en mi vida, quizás más de las que creía. Pero aun así, una persona ni siquiera debería ser capaz de sentir tan inmenso dolor y todo por unas simples palabras. ¿Acaso no debería haberlo previsto? ¿Acaso no era aquel el ritmo normal que siguen las vidas? No tenía por que sorprenderme o dolerme tanto que él se hubiera enamorado de otra persona y sin embargo así era. Deseaba más que nada gritar y llorar de dolor pero me mantuve impasible. Quizás después de todo Zachary tenia razón, quizás lo mejor fuera que yo me olvidara de mis sentimientos por él.

_ Seguro se alegrara de saber que estas bien –dije, tratando de ocultar la dificultad que sentía para hablar

_ No lo creo, no le importo. La vida llega a ser muy caprichosa a veces –dijo él- Todo se vuelve confuso, complicado y doloroso.

_ Créeme que tu vida no debe ser mas complicada y dolorosa que la mía –dije poniéndome en pie, sintiendo que no seria capaz de permanecer un segundo mas allí

_ Evadirla y no enfrentarla no es una alternativa. Estamos metidos todos en serios problemas y no puedes permanecer a un lado y pretender no hacer nada para salir intacta –dijo él poniéndose en pie y mirándome molesto

_ Me lo dice una persona que se niega a aceptarla –dije sosteniéndole la mirada- ¿Acaso aquella es mejor alternativa? Al menos yo soy realista y capaz de aceptar lo que sucede por más dolor que me cause.

_ ¿Para que? ¿Para luego huir e ir por allí mostrando tu dolor y dándole lastima a los demás? –dijo Alex

_ ¡Yo no doy lastima! –exclame ya sintiendo las lagrimas en mis ojos

_ ¡Andas llorando por los rincones y luego te quejas de que los demás se acercan a ti por lastima! –Exclamo él- Quien demonios te entiende Katherin.

Lo vi pasar a mi lado e hice lo que pude para mantener las lágrimas solamente en mis ojos. Siempre todo concluía igual. Una pelea más, otro dolor y mis lágrimas. ¿Realmente, que demonios había hecho para merecer tanto sufrimiento? Aun así, se suponía que tenía un trato con Christ y este concluía con mi muerte. Algo realmente estúpido, había intercambiado mi vida por la de alguien que no hacia mas que herirme. Aun peor era el hecho de que saber que mi muerte estaba próxima no me preocupaba en este momento, sino que casi me parecía un alivio. No más dolor...

_ ¡Si te daba lastima me lo hubieras dicho desde un principio! –exclame siguiéndolo escaleras abajo

_ No, yo tendría que haberte matado desde un principio pero como soy un imbécil no lo hice –exclamo él

_ ¿Entonces que? ¿Ahora te arrepientes de no matarme? –Pregunte- Tranquilo, tus problemas conmigo se solucionaran en cuestión de días. No me volverás a ver nunca más tal como deseas.

_ ¡Ojala creerte pero no eres mas que una maldita mentirosa! –exclamo él encerrándose nuevamente y poniendo una puerta entre nosotros

_ ¡Y tú no más que un cobarde! –exclame

_ ¡Al menos no evado mis problemas! –dijo él

_ ¡Al menos yo acepto lo que sucede! –dije

Las lagrimas tanto de dolor como de furia comenzaron a rodar por mis mejillas y cerré las manos en puños para tratar de contener mis emociones lo mejor que podía. ¡Maldito ángel que no hacia nada más que herirme! Quería desplomarme en el suelo y llorar pero me prometí a mi misma que no mas. Yo no andaría llorando por los rincones para causar lastima tal como él había dicho. No permitiría que nunca más nadie me vieran llorar por aquel dolor que solamente él me causaba. Escuche el sonido de una puerta y acto seguido vi a un Miguel medio dormido, aun frotándose los ojos con una mano, acercarse. Maldición, lo habíamos despertado y sabia que no seria el único.

_ ¿Qué sucede? –pregunto él, su voz seguía cargada de sueño

_ Nada –dije y él bostezo

_ Que bueno –dijo y sonrió- Ya me parecía que era demasiado temprano para una pelea.

Él volvió a entrar a su cuarto para continuar durmiendo y me sorprendió lo fácil que había sido convencerlo. Volví a mi habitación casi corriendo y tome un impermeable antes de volver a bajar. Aproveche el hecho de que la casa aun parecía estar sin vida para huir de allí. Tan solo deseaba un poco de tiempo sola, sin nada ni nadie, sin dolor ni sentimientos. Suspire al salir, una fina lluvia caía en el exterior y no fue problema crear un pequeño e invisible escudo sobre mi para que esta no me mojara. Camine con la cabeza gacha, tomando la calle que llevaba directo a Salem. No era difícil distinguir la ciudad allí a lo lejos y como se acercaba conforme pasaban los minutos y los pasos. Suspire. Yo no evadía la realidad, tan solo quería tiempo para poner la cabeza en frío, tranquilizarme y poder pensar.

El húmedo y helado clima ayudo bastante para calmarme y la lluvia cayendo a mí alrededor era una imagen demasiado pasible. Las personas pasaban a mi lado también sin paraguas y sin mojarse, saludándome al mostrarme sus felinos ojos. Sonreí ligeramente mientras continuaba caminando en una ciudad totalmente dominada por los brujos. Me senté en el banco fuera de la tienda de dulces luego de haber comprado algunos. Metí la mano en el bolsillo de mi impermeable color beige y saque al instante una paleta color naranja. La abrí y al instante me la lleve a la boca. Sonreí al sentir su dulce sabor y los efectos que este provocaba.

_ Un subridēre si no me equivoco –dijo un hombre parándose frente a mi y mirándome curiosamente- Excelente para cuando uno esta deprimido. Katherin Strega, ¿no es así?

_ La misma –dije y el brujo sonrió

_ Que sorpresa encontrarla por aquí –dijo él- Su padre es un gran brujo. Mándele saludos de Rasputin cuando lo vuelva a ver, seguro se acordara de mi.

_ Así lo haré –dije y el brujo partió

La mañana se esfumo rápidamente a pesar del día lluvioso y me detuve en un café para almorzar. Me senté junto a la ventana mientras esperaba que trajeran mi pedido. Realmente, se sentía bien estar totalmente rodeada de brujos, me ayudaba a distraerme lo suficiente como para olvidar el dolor. Las miradas furtivas que los demás me echaban eran fáciles de ignorar, después de todo yo era la hija de Adrian Strega y por mas que no me gustase llamar la atención, esta vez me era totalmente indiferente. Por una vez, eso realmente no me importaba, lo único que deseaba era olvidarme totalmente de los ángeles por un día. Solamente eso quería.

Termine de pagar la cuenta antes de irme y saber que haría luego. Camine por las lluviosas calles aun bajo mi paraguas invisible mientras masticaba un chicle. Ya me había habituado totalmente a solo ver felinos ojos y pronto hasta yo misma deje de ocultar los míos. Camine durante horas sin tener un rumbo fijo hasta que finalmente llegue a la zona residencial y me detuve frente a una casa. Sonreí antes de tocar a la puerta y ver la cara de sorpresa de quien me atendió.

_ Por favor dime que no estás metida en problemas de nuevo –dijo él y al instante reí

_ Sabes que yo siempre ando metida en problemas pero tranquilo, esta vez puedo arreglármelas sin ti –dije sonriendo y él me devolvió la sonrisa

_ Sabes que solo bromeaba primita –dijo él y me abrazo- Que gusto verte Katherin, es bueno saber que aun estas bien.

_ Gracias a tu trabajo de carnada Lucas –dije y ambos nos separamos- ¿Y? ¿Puedo entrar o me obligaras a permanecer bajo la lluvia como ya has hecho varias veces?

_ Adelante, tengo tiempo antes de que llegue una bruja –dijo él dejándome entrar

_ ¿La atractiva y sensual Scarlet que tiende a vestirse de un modo bastante insinuante y provocador, que dicen que te hace sentir un placer de mil demonios y solamente vive aquí a dos calles? –pregunte y reí nuevamente ante su cara de estupefacción

_ ¿Cómo sabias? –pregunto al instante

_ Intuición –dije y Lucas sonrió al cerrar la puerta y seguirme hasta su sala de estar

_ Tan solo quiero pasar una buena noche, nada mas –dijo, la lujuria en su sonrisa era mas que presente- Como todo buen brujo de esta ciudad. ¿Qué haces por aquí?

_ Un par de asuntos me dejaron cerca de la ciudad y pasaba a saludar, nada mas –dije

Me deje caer y recostarme a lo largo de su sillón. Moví mis pies casi sin poder permanecer quieta, la vista perdida en ningún punto en especial mientras sonreía como cualquier otra bruja. Que bien se sentía ser por un día una verdadera bruja, dejar de preocuparme por todo y simplemente buscar algo que hacer para quemar el tiempo. Lucas permaneció parado, sus marrones y felinos ojos brillaban casi tanto como su oscuro cabello. Era atractivo, quizás demasiado y la típica sonrisa de un brujo estaba grabada en su rostro.

_ Tranquilo, me iré antes de que tu divertimento para esta noche llegue –dije- Tendrás tu lujuriosa noche con ella tal como deseas, tan solo trata de no romper nada.

_ Es naturaleza de todo brujo Katherin. Esta en mis venas la lujuria junto con cualquier otro pecado. La única que conozco que los rehúsa o simplemente no lo demuestra eres tú –dijo y reí

_ Veamos... No, últimamente no he hecho ningún pecado remarcable. No soy lujuriosa, soy masoquista ahora. No tengo gula, ya casi no como. Quizás un poco de ira, pero creo que nada mas –dije tranquilamente- Ya sabes que yo no me comporto como una bruja normal.

_ ¿Y tu ex-novio? ¿Aquel que quería matarte? –pregunto él

_ Las cosas ya no son así. Ya no quiero nada con él y al parecer ya no tengo la suficiente lujuria como para solo quererlo por placer –dije- En otras palabras, es mi amigo.

_ Vaya, extraño final –dijo él y sonreí

_ Eso por que no sabes el resto –dije- Pero tampoco es algo que vaya a contarte ni que te deba interesar o importar. ¿Y Derek?

_ Le gusto Miami y prefirió quedarse allí –dijo Lucas- A veces viene a visitarme pero últimamente tiene una agenda bastante ocupada. Supe que tuvo algunos problemas con los ángeles de esa zona. Me pregunto como habrá hecho el maldito para salir ileso y zafar sin problemas.

_ Tranquilo, habrá escapado con facilidad de Ariel –dije y él me miro incrédulo

_ ¿Qué? –pregunto él

_ Aquel es el nombre del líder de aquella zona –dije tranquilamente

_ ¿Y tu como lo sabes? –dijo Lucas

_ Murmullos por aquí, palabras por allá y terminas enterándote de un par de cosas sobre los ángeles –dije impasible- Las calles están cada vez mas vacías allí fuera.

_ Se acerca la hora oscura. ¿Qué esperabas? –Dijo él y sonrió maliciosamente- Es tan solo la previa.

_ Ya lo sé, cuéntame algo para pasar el tiempo –dije- Realmente no tengo nada mas que hacer y no tengo ni ganas de hablar. Supongo que ahí tiene mi pecado actual, extrema pereza. Ademas, seguramente el gran brujo Lucas Strega tiene muchas cosas para contar.

Él sonrió más que complacido. Era fácil manipular a un brujo cuando se sabía como, aun mas fácil era alimentar a alguien soberbio. Realmente no lo escuche mientras hablaba, continuaba con mi vista perdida y mi mente totalmente en blanco. Se sentía bien no darle importancia a nada, se sentía más que bien. Luego de quemar toda la tarde en la casa de mi primo partí de ahí. ¿Acaso él seria consciente de que posiblemente aquella seria la última vez que me vería? Poco me importo. Ya era entrada la noche pero al menos ya no llovía. La oscuridad que me rodeaba llegaba a ser en cierto modo acogedora mientras caminaba. Metí la mano en mi bolsillo y agarre al azar alguna de las golosinas que había comprado. Mire con un poco de temor la pequeña bola envuelta en papel azul que saque pero luego simplemente me hundí de hombros con indiferencia.

_ Un insensible será –dije

Me lleve el caramelo a la boca luego de abrirlo y lo mastique tranquilamente mientras caminaba. ¿Y que si permanecería sin sentimiento alguno mientras su efecto durase? ¿Acaso aquello no era mejor? Llegue a la casa ya en plena noche. Entre tranquilamente y deje el impermeable a un lado. Ni siquiera le di importancia a los gritos de Raphael cuando me vio entrar ni a sus múltiples acusaciones. Sabia que me hablaban pero no estaba prestando atención alguna, todo me era totalmente indiferente. O al menos así fue hasta que Nicholas me golpeo en la nuca y acto seguido trague al caramelo. Fue cuestión de segundos para que el efecto desapareciera y entonces volviera a la realidad. Él me miro más que molesto.

_ La próxima vez que decidas desaparecer al menos avisa –dijo él totalmente enfadado- Hay un loco allí afuera que quiere tu vida y tu desapareces de la nada. ¿Crees que no me voy a preocupar?

_ Estoy bien y sé cuidar de mi misma –dije

_ Aun así –dijo él y suspiro, calmándose- Al menos la próxima vez deja una nota o algo. Katherin, no estamos a salvo ni aquí ni en ningún otro lugar, ni ahora ni en ningún otro momento. No volveremos a estar a salvo a causa de quien quiere nuestras vidas y nuestras sangres. Me preocupaste mucho, la próxima vez trata de no irte sin avisar.

_ Lo siento –dije bajando la vista- Actué sin pensar pero estoy bien. ¿Vale? Tan solo me fui, necesitaba estar totalmente sola. Pensar con tranquilidad y olvidarme de todo. Era eso o quedarme llorando.

_ Si lo se, escuche los gritos esta mañana –dijo Nicholas y suspire

_ ¿Acaso te despertamos? –dije

_ Despertaron a todos –dijo él e hice una mueca- ¿Cómo pretendes no despertarnos con aquella pelea?

_ Lo lamento –dije- ¿Todo sigue igual?

_ ¿Crees que cambiaria por una pelea mas? –Pregunto Nicholas- Con o sin ti es exactamente igual, no ha salido de su habitación.

_ Pero saldrá –dije sonriendo y continué ante su cara de incrédulo- Logre borrarle la marca, saldrá tarde o temprano vencido por el hambre. Y cuando salga se arreglara con los demás, yo saldare mi deuda con Raphael y listo, problema solucionado. Partiremos de aquí como fue el plan en un principio.

_ Espero que así sea. Si me vuelven a hacer trabajar en este lugar creo que no resistiré más –dijo él y no pude evitar reír

_ Dame un día y todo estará solucionado –dije- Iré a hablar con Gabriel, luego tan solo faltara la prueba para Raphael y acto seguido mi deuda esta saldada y nos vamos.

_ Perfecto –dijo él y sonrió

Le devolví la sonrisa antes de partir. De hecho, el plan no estaba nada mal, hasta me gustaba a pesar de que contenía la idea de alejarme de ellos. Pero para bien o para mal, aquello era lo mejor. Continué ignorando las acusaciones de Raphael hasta que finalmente partí de esa sala. No era difícil suponer sus pensamientos, seguramente había creído que yo había intentado huir y no cumplir con nuestro acuerdo. Puse los ojos en blanco, yo no podía hacer aquello si no quería manchar el apellido de mi mamá. No me sorprendió para nada encontrar a Gabriel en el pasillo, hablando y golpeando una puerta, reclamando una respuesta que nunca tendría.

_ Déjalo, no te responderá –dije parándome a un lado suyo- Es un cobarde que no acepta la realidad.

_ Y tú una cobarde que intenta huir de ella –dijo Alex desde el otro lado- Ya me parecía un milagro no haberte escuchado en todo el día.

_ ¿Qué? –Exclamo Gabriel con una completa expresión de incredulidad- ¿A ella le respondes y a mi no? Gran amigo resultaste ser.

_ Créeme que prefiero el silencio a una maldición –dije y también golpee la puerta- Saldrás tarde o temprano, tienes hambre y lo sabes.

_ Vete de aquí Katherin –dijo él

_ Vete al demonio Alexander –dije

_ ¡Luego de ti maldita mentirosa que evade sus problemas! –exclamo él

_ No, luego de ti maldito cobarde que prefiere no aceptar la realidad –dije

_ ¡Basta! –Exclamo Gabriel- Esto es ridículo, no los reconozco. Ustedes no solían tratarse así. Bueno, quizás en la parte donde Katherin te mandaba al demonio Alex pero aun así. ¿Acaso no se dan cuenta de que los dos no hacen más que atacarse y herirse mutuamente?

_ Díselo al cobarde que solo fingió por lastima –dije

Pase a un lado de Gabriel deseando alejarme de aquella discusión pero no llegue muy lejos. Él al instante me alcanzo y me tomo por el brazo, deteniéndome. Su intensa mirada me hizo permanecer en el lugar y no intentar escaparme. Jamás lo había visto a Gabriel así y el pasible ángel que yo conocía nunca me había mirado de aquel modo. Parecía que por primera vez en su vida realmente se le había acabado la paciencia y algo me decía que aquello no era bueno. Trague con dificultad y no puse objeción alguna cuando él tiro de mi hasta llevarme a su habitación para discutir.

Cerré los ojos apenas escuche la puerta cerrarse y quedamos los dos totalmente solos, ya esperando una reprimenda de su parte pero nada paso. No me atreví a abrirlos, no hasta que el tomo mis manos y deposito una pequeña caja sobre ellas. Fue entonces que me atreví a abrir los ojos y mirarlo totalmente confundida. Al menos él ya parecía haberse calmado un poco pero aun así seguía aquella expresión que jamás le había visto en su rostro. Le sostuve la mirada casi con temor, esperando hasta que se calmara. Finalmente, él desvió la vista a un lado y pareció calmarse.

_ Ustedes dos son insoportables –dijo él- Realmente logran sacarme de mis casillas. No hacen más que pasar el tiempo hiriéndose el uno al otro con discusiones sin sentido y sin fundamentos. ¿Acaso no te das cuenta Katherin de que no es más que un círculo vicioso? Tú lo hieres, entonces él te responde hiriéndote también y así continúan hasta que alguno de los dos simplemente no puede más. ¿Cuánto dolor más piensan seguir causándose?

_ Es su culpa –dije y él negó con la cabeza

_ No Katherin por que tú también lo hieres hasta con tu simple presencia –dijo Gabriel- Lo peor es que los dos se hieren del mismo modo y ya no sé cual es mas ciego. O ponen fin a sus discusiones, o esto seguirá hasta que terminen ambos totalmente destrozados.

_ Él no fingió mas que por lastima –dije y Gabriel suspiro- ¿Acaso no te das cuenta de que nunca me quiso realmente? ¿De que no hizo más que herirme?

_ Si realmente quieres la respuesta a aquello abre esa caja –dijo Gabriel pasando a mi lado y se detuvo un segundo en la puerta antes de partir- La tome de entre las pertenencias de Alex antes de partir. Si realmente quieres una respuesta ábrela a ver si con eso basta para eliminar tu ceguera.

Gabriel partió, dejándome sola y con la pequeña caja en mis manos. Suspire y la mire con cierto miedo. ¿Y si lo que encontraba dentro no me gustaba? Me senté en la cama, aun con mi vista clavada en la pequeña caja, tratando de armarme del suficiente valor como para abrirla y no caer en la cobardía de dejarla a un lado y huir. Los minutos pasaron, yo seguía exactamente igual sin hacer nada, vacilando a cada instante. ¿Y si realmente no me gustaba lo que había dentro? ¿Y si no me provocaba mas que dolor y sufrimiento? Gabriel había dicho que allí había una respuesta... Pero aun así, tenia miedo de que no me gustase lo que encontraría por respuesta.

Resople frustrada. ¿Acaso tan cobarde era como para no atreverme a abrirla? ¿Qué era lo peor que podía encontrar? Alex ya me había dicho que estaba enamorado de otra persona, peor que eso no podía ser nada más. Finalmente, me arme de valor y me decidí a abrir la caja por mas que había pasado demasiado tiempo desde que Gabriel la había dejado en mi poder. Puse una mano sobre la superficie, sintiendo el placer que provocaba el tacto de la madera pulida. Apoye la caja sobre mi regazo y la abrí sin mas. Sofoque un pequeño grito de sorpresa al ver lo que había dentro y reconocer algunas cosas. Me fije en que él guardaba la misma fotografía que yo, que también conservaba el lazo blanco que había atado mi cabello la noche de año nuevo y el guante que yo había perdido antes de abandonarlo. Aun mayor fue mi perplejidad al encontrar unos pétalos de rosa blancos y reconocerlos. Me sentí palidecer y toque con una mano los pétalos. Si, definitivamente eran los mismos que los de la flor que yo aun conservaba entre las páginas de un libro junto con su pluma y la misma fotografía.

El pánico me invadió al reaccionar y deje la caja de lado, queriendo partir de allí más que nada. Cerré la puerta al salir y camine por el largo pasillo hasta una sala de estar totalmente vacía. La desesperación me invadió al saber que él realmente me había querido y lo había perdido. ¿Pero acaso aquello no era peor? Aquello tan solo incrementaba mi dolor por que ahora sabía que él me había querido y ahora se había enamorado de otra. Trate de contener las lágrimas de mi dolor por más que no hubiera nadie. Ya era bien entrada la noche y todos se habían retirado.

Llegue a la cocina y tome lo primero que encontré para servirme algo de tomar. Me senté en la barra con una copa de agua en mano, aun tratando de asimilar todo. Tome el agua y la trague con dificultad ya que la angustia y la tristeza me cerraban totalmente la garganta. Mis manos totalmente blancas temblaban mientras sostenían la copa de cristal hasta que esta finalmente termino por patinarse entre mis dedos y caer al suelo. Sofoque un grito cuando se estrello contra el piso y se rompió en mil pedazos.

Caí de rodillas al suelo, las lagrimas por el dolor ya deslizándose por mis mejillas. Junte todos los pedazos como pude mientras trataba de no llorar más. Me limpie las lágrimas y gracias a la magia me ocupe de que todos los pedazos de cristal se volvieran a unir. Aun así, no pude evitar gemir de dolor al ver que faltaba uno y por más que mire a mí alrededor no lo encontré. Mire a la copa con pena, sintiéndome dolorosamente identificada. Tan frágil me parecía ahora y tan fácilmente rompible. Al igual que la copa, yo me había roto en mil pedazos y por más que ahora estuvieran unidos nuevamente sabía que aun me faltaba uno. La copa ya no podría contener líquidos gracias al pedazo que le faltaba y yo no podría volver a estar bien gracias al pedazo que me faltaba. Definitivamente Zachary si sabia de lo que hablaba por mas insensible que hubiera llegado a ser.

Suspire tristemente y tome la copa. Me puse de nuevo en pie y la deje sobre la barra. Nuevamente me pase una mano por el rostro, asegurándome de que ya no quedara rastro alguno de las lágrimas que había derramado hacia segundos. Mire con tristeza a la copa, sabiendo que por mas que a simple vista parecía en perfecto estado aun le faltaba un pedazo vital. Apenas si escuche los pasos y apenas si levante la vista cuando Alex se detuvo frente a mí y me extendió su mano. Mire más que incrédula el pedazo de cristal sobre su mano y lo tome. Lo encaje en el lugar que le faltaba a la copa y sonreí tristemente al verla entera. Pase un dedo sobre su superficie, eliminando cualquier rastro de que alguna vez se hubiera roto.

_ Trata la próxima vez de no romper nada –dijo él- Y por cierto, lamento haberte gritado esta mañana, no debí tratarte de ese modo.

_ No es justo lo que haces –dije clavando mi vista en el suelo y cerrando las manos en puños para contenerme- No es justo lo que me haces o lo que me dices ahora por que tu me hieres terriblemente y luego me pides perdón. Y yo, como una estúpida, no hago mas que perdonarte y creer que realmente te sigo importando solamente para que luego me vuelvas a herir del mismo modo o peor.

Alex permaneció en silencio mientras yo trataba de contener las lágrimas en mis ojos. Tenia la cabeza gacha, el cabello me caía sobre el rostro de modo que ocultaba mi rostro totalmente devastado por la tristeza mientras permanecía con la vista clavada en el suelo. Finalmente, una lagrima escapo de mis ojos y cayo hasta estrellarse en el mismo lugar donde antes se había estrellado la copa. Alex suspiro y poso una mano bajo mi barbilla, levantándome el rostro y mirándome mientras yo le devolvía una mirada totalmente sorprendida. Con una mano me limpio las lágrimas de los ojos y luego me beso en la frente, dejándome aun más atónita.

_ En ningún momento fue lastima –susurro él- Pero supongo que aquello ya no importa.

Alex se dio vuelta y me quede helada mientras lo veía partir. El tiempo me pareció extremadamente lento mientras aun seguía escuchando sus palabras repetirse en mi cabeza. Ahora ya no me parecía doloroso el hecho de que realmente me hubiera querido, me parecía casi un alivio. Tarde tan solo una fracción de segundo en reaccionar. Quizás él ya no me quisiera, pero yo debía terminar con este dolor para siempre y el único modo de hacerlo era terminando bien con él. Mis pies se movieron automáticamente y corrí hasta alcanzarlo. Lo abrace por detrás y al instante él se detuvo, quedándose totalmente quieto. Lo abrace fuertemente, sin desear soltarlo y tratando de que las lágrimas no volvieran a vencerme nuevamente.

_ No fue por lujuria –dije, mi voz temblaba por mi tristeza- Tampoco por divertimento ni por que fueras alguien guapo y de puesto importante. No fue por lujuria, yo realmente te quise y nunca te engañe con otro. Mi corazón siempre fue tuyo y no tienes idea de cuanto llore luego de que otro me besara contra mi voluntad. Pero nunca fue mi intención engañarte y siempre te ame a ti. Fue el día que tú te presentaste en Solcius. Tuve que dejarte con el director y partir en una misión a Sydney. Tu hermano me acorralo, me sostuvo contra un muro mientras él trataba de convencerme de que te dejara y yo me negaba rotundamente. Finalmente, me beso contra mi voluntad y sin que yo pudiera hacer algo. Siempre preguntaste que había hecho el encapuchado para que yo reaccionara de aquel modo y lo atacara hasta intentar matarlo, ahí tienes la respuesta. Pero, yo en ningún momento te engañe ni jugué contigo.

Trague con dificultad mientras seguía luchando para que las lágrimas no volvieran a aparecer y finalmente lo solté. Él se dio vuelta pero ni siquiera me permití mirarlo sabiendo que sino no podría continuar. Me puse de puntillas y apenas si apoye mis labios sobre los suyos por unos segundos. Volví a pararme correctamente y pase a su lado, dispuesta a partir ahora que por fin había aclarado todo. Me limpie con una mano una lágrima antes de que esta se escapara de mis ojos. Listo, ya lo había hecho, ahora podría irme de aquel lugar sin sentirme culpable ni nada y mi dolor ya no seria tan grande.

Esta vez no llegue ni a dar tres pasos. Su mano me tomo por la muñeca antes de que me alejara de él y mi respiración se corto al sentir su calido agarre entorno a mi piel. Nuevamente trate de zafarme de su agarre como aquella vez pero su mano no me lo permitió. Gire apenas el rostro para mirarlo tristemente y entonces Alex tiro de mi hasta que estuve nuevamente frente a él. No tuve tiempo de reaccionar, ni siquiera me dejo hablar y antes de que pudiera hacer algo sus labios ya estaban sobre los míos. Instintivamente intente deshacerme de su agarre en mi muñeca ya que al parecer mi mano era la única parte de mi cuerpo que quedaba sobre la que aun tenia poder pero su agarre no cedió, no me dejo partir.

Por más que sabía que aquello no estaba bien, por más que me aferre a todas mis fuerzas de voluntad para dejarlo ahí y partir, él no me lo permitió y finalmente termine por ceder completamente. Fue en ese entonces que su agarre finalmente cedió y su mano tomo la mía mientras continuaba besándome. Mi mano libre acaricio su rostro, jugo con su cabello y se deslizo por su cuerpo hasta terminar sobre su pecho. Por un segundo deje de sentir realmente dolor, por un segundo sentí que nuevamente estaba completa y ya no quedaba ningún rastro del destrozado estado en el que había llegado a estar anteriormente. Aun así, poco duro mi felicidad al reaccionar sobre los hechos y saber que aquello definitivamente no estaba bien por que él amaba a otra persona.

Separe mis labios de los suyos por más que mis manos no estuvieron dispuestas a soltarlo. Aun así, él no se alejo, permaneció cerca mío, su frente apoyada sobre la mía y su nariz rozando ligeramente la mía. Me acaricio con la mano libre mi rostro demasiado suave y delicadamente. Por un momento todo lo ocurrido no pareció más que una pesadilla, por un instante todo pareció como si nunca hubiera sucedido y fuera igual que antes. Pero yo sabia que no era así, que todo realmente había sucedido y esto no era más que un error.

_ No te vayas –susurro él- Por favor, no podría soportarlo nuevamente. No quiero perderte otra vez.

_ Pero tu ayer dijiste... –murmure y al instante me callo poniendo dos dedos sobre mis labios

_ Sigues siendo demasiado inocente e incrédula –dijo él sonriendo ligeramente y sus labios rozaron los míos- Eres tú la persona que tengo que proteger, la que tengo que cuidar y de la que aun sigo enamorado. Entiéndelo Katherin, eres lo más importante para mí y lo que mas quiero, no soportaría perderte otra vez.

No pude responder, él nuevamente ya me estaba besando. Automáticamente pase mis brazos alrededor de su cuello y lo atraje mas a mi. Lo abrace fuertemente, sin desear soltarlo ni alejarme de él. Yo tampoco quería volver a perderlo otra vez y tampoco creía que lo soportaría.